A Mercedes en su vuelo


Una viola de luz yerta y helada 
eres ya por las rocas de la altura. 
Una voz sin garganta, voz oscura 
que suena en todo sin sonar en nada. 

Tu pensamiento es nieve resbalada 
en la gloria sin fin de la blancura. 
Tu perfil es perenne quemadura, 
tu corazón paloma desatada. 

Canta ya por el aire sin cadena 
la matinal fragante melodía, 
monte de luz y llaga de azucena. 

Que nosotros aquí de noche y día 
haremos en la esquina de la pena 
una guirnalda de melancolía.

Federico García Lorca

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