La Bruja de Portobello

La Bruja de Portobello del gran maestro Paulo Coelho es sin duda uno de mis libros preferidos, quizá por el hecho de sentirme plenamente identificada con la protagonista, Athena o quizá sencillamente por ser una hermosa historia. Lo leí hace mucho tiempo atrás pero intentar recordar estaría demás porque toda la historia la llevo en el corazón. La historia empieza luego de que Athena haya quedado embarazada, luego de este suceso, por motivos personales finaliza la relación con su pareja y emprende una búsqueda, la búsqueda de sus raíces, su historia, su pasado y sin exagerar también podríamos recalcar la búsqueda de su existir. Athena, o bien Sherine Khalil su nombre verdadero , fue adoptada a una edad pequeña por una pareja luego de ser abandonada por su madre. Creció en el seno de una familia que la adoraba y la profesaba el amor más grande del que pudieran dar a un ser humano, pero pese a todo, Athena siempre alimentaba sus dudas y curiosidades que la llevaron un día ir en busca de sus raíces. Un viaje que la llenará de sorpresas y enseñanzas y recuerdos que acompañarán en el corazón de toda persona que la conoció.
En cuanto a opinión personal, lo que más me sorprendió de la historia fueron los profundos mensajes y el gran trasfondo de la historia. Luego del divorcio que llevó a cabo, Athena se encuentra frente al gran rechazo de la Iglesia Católica y todos sus congregantes, mostrando la historia la cruel realidad de la religión, y sin desear meterme en debates religiosos pregunto, ¿Acaso Jesús no nos enseñó con sus actos a dar la mano al pecador? Una acción de esperanza, de amor, de perdón, que en este mundo nadie se salva de la imperfección, de los errores ni de los pecados y esa quizá fue la primera cosa que pudo llegar a mi corazón, quizá por la semejanza a mi origen en esta vida.

-¡Pues maldito sea este lugar! - dijo la voz-. Malditos sean aquellos que nunca han escuchado las palabras de Cristo, y que han transformado su mensaje en una construcción de piedra. Pues Cristo dijo: Venid a mí los que estéis afligidos, que yo os aliviaré. Yo estoy afligida, herida, pero no me dejáis acercarme a Él. Hoy he aprendido que la Iglesia ha transformado esas palabras ¡Venid a mí los que siguen nuestras reglas, y dejad a los afligidos! 

En segundo lugar, con su pasión por el baile nos cuenta la historia como a través de una simple acción como la de bailar, ella fue capaz de conectarse con su interior y dar paso a Dios, ¿qué eso no se puede aplicar en nuestra vida diaria? Me pregunto eso y entonces miro más allá de todo eso y veo a Facundo Cabral, no nos podríamos negar que mientras estuvo vivo el hizo la misma cosa, con sus cantos y su guitarra aunque cantaba para nosotros... pareciera que en realidad todo iba para ese Dios a quien adoraba y para no perder el tiempo en dar tantos ejemplos me limito a usarlo a él como mayor ejemplo porque es de quien más conozco, después de mi, porque... ¿cuántas veces no me he perdido entre el subconsciente y la imaginación mientras dibujo y garabateo? Porque es solo en esos estados en que uno verdaderamente es capaz de tener un encuentro personal con uno mismo y ese gran ser que yace en nuestro interior a quien muchos llaman Dios.
Luego de mucho andar por la vida ella conoció a varios maestros en su vida y el que más me llamó la atención fue aquel que le mostró el verdadero significado de las palabras, porque a través de él Coelho pudo mostrarme la realidad que ya había recalcado antes, todos los caminos llevan a Roma, así como todas las religiones llevan a Dios, y todas las artes a nuestra búsqueda interior...

-Hoy te he visto bailando. Yo hago lo mismo, sólo que, en vez de mover mi cuerpo, son las letras las que bailan - Ella pareció sorprendida - Mi manera de acercarme a Alá, ¡su nombre sea alabado! es a través de la caligrafía, la búsqueda del sentido perfecto de cada palabra. Una simple letra requiere que pongamos en ella toda la fuerza que contiene, como si estuviésemos esculpiendo su significado. Así, al escribir los textos sagrados, está en ellos el alma del hombre que sirvió de instrumento para divulgarlas al mundo.  Y no sólo los textos sagrados, sino cada cosa que escribimos en un papel. Porque la mano que traza las líneas refleja el alma de quien las escribe.

Es así como yo aprendí con ella las verdades que las diferentes personas que se presentaron en su vida fueron trasmitiéndolas y veo La Bruja de Portobello como una joya, es algo hermoso que te permite reflexionar sobre muchos aspectos de la vida, muchos subestiman al libro pero yo lo estimo aún más que El Alquimista o cualquier otra obra que haya leído de Coelho hasta el momento.
Y para terminar, les dejo mi parte preferida de toda la historia, es algo larga pero vale la pena leerla.

Procura sentirte bien cuando pienses que eres la última de las criaturas. No creas que está mal: deja que la madre posea tu cuerpo y tu alma, entrégate a través del baile o del silencio, o de las cosas comunes de la vida, como llevar a tu hijo al colegio, preparar la cena, ver si la casa está ordenada. Todo es adoración, si tienes la mente concentrada en el momento presente.
No intentes convencer a nadie respecto de nada. Cuando no sepas, pregunta o investiga. Pero, a medida que actúes, tienes que ser como el río que fluye, silencioso, entregándose a una energía mayor. Tienes que creer, fue lo primero que te dije en nuestro primer encuentro.
Tienes que ser capaz.
Al principio te sentirás confundida, insegura. Después, pensarás que todos creen que los estás engañando. No es nada de eso: lo sabes, solo tienes que ser consciente de ello. Todas las mentes dle planeta son fácilmente sugestionables para lo peor, temen la enfermedad, la invasión, el asalto, la muerte: intenta darles la alegría perdida.
Tienes que ser clara.
Reprográmate cada minuto del día con pensamientos que te hagan crecer.
Cuando estés enfadada, confusa, intenta reírte de ti misma. Ríete alto, ríete mucho de esa mujer que se preocupa, que se angustia porque cree que sus problemas son los más importantes del mundo. Ríete de esa situación patética, porque eres la manifestación de la Madre, y también tienes que creer que Dios es hombre, lleno de reglas. En el fondo, la mayoría de nuestros problemas se reducen a eso: seguir reglas.
Concéntrate.
Si no encuentras nada en que centrar tu interés, concéntrate en la respiración. Por ahí, por tu nariz, entra el río de la luz de la Madre. Escucha los latidos de tu corazón, sigue los pensamientos que no eres capaz de controlar, controla las ganas de levantarte inmediatamente y hacer algo "útil". Quédate sentada algunos minutos todos los días sin hacer nada, aprovecha lo máximo que puedas. Cuando estés lavando platos, reza. Da las gracias por tener platos que lavar; eso significa que en ellos hubo comida, que alimentó a alguien, que cuidó de una o más personas con cariño; cocinaste, pusiste la mesa. Piensa en cuántos millones de personas en este momento no tienen nada que lavar o a nadie a quien prepararle la mesa.
Evidentemente otras mujeres dicen: Yo no voy a lavar los platos, que los laven los hombres. Pues que los laven si quieren, pero no veas en ello una igualdad de condiciones. No hay nada malo en hacer cosas simples, aunque si mañana yo publico un artículo con todo lo que pienso, dirían que estoy en contra de la causa femenina.
¡Qué tontería! Como si lavar los platos, usar sujetador o abrir y cerrar puertas fuese algo que humillase mi condición de mujer.
En realidad me encanta cuando un hombre me abre la puerta: en la etiqueta está escrito "Ella necesita que yo lo haga, porque es frágil", pero mi alma está escrito: "Me trata como una diosa, soy una reina".

Luego se preguntan ¿por qué me gusta tanto este libro? Ahí la respuesta...



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